Los incendios forestales en España están avanzando con una fuerza implacable, y el fuego se alimenta con todas las vidas que encuentra a su paso. Nuestro corazón está con las víctimas, sus familias y el cuerpo de bomberos.
Se cuentan las hectáreas quemadas, los negocios, las vidas humanas… pero no podemos ignorar a los verdaderos dueños del medio natural: los animales que lo habitan y que lo perdieron todo.
Tampoco podemos ignorar a los animales encerrados en explotaciones ganaderas, parcelas, zulos de caza, etc. Vidas en pausa y al servicio de intereses humanos, atrapadas frente a la indiferencia de una sociedad que las considera inferiores.
Todas son vidas que nadie contabiliza en medio de las catástrofes y cuya mención, a veces, incluso llega a ofender.
Sorprende ver que las mismas personas que mantenían a estos animales en esas condiciones ahora clamen por “rescatar” lo que consideran “su propiedad”, mientras su verdadero propósito es devolverles a esos mismos lugares de olvido y desesperanza, donde repetirán un ciclo de abandono y explotación.
Indigna que no se anuncien medidas como la suspensión de la temporada de caza 2025/2026, para dejar que los demás animales puedan recuperarse de tanta miseria provocada por la especie humana. Os animamos a escribir a las consejerías de medio ambiente de cada comunidad afectada, para pedir esta medida de forma urgente.
Desde Universican, queremos honrar a todos los individuos, humanos y no humanos, afectados por los incendios forestales. No queremos dejar a los «invisibles» atrás, nos parece injusto y absurdo.
Nuestra reflexión de hoy es que todo lo que está pasando podría haberse evitado si tuviésemos legislaciones duras, protocolos serios, un cuerpo de bomberos que el Estado cuida y protege, un conjunto de normas que impidan de verdad que se destruya el medio natural y la vida de otras especies animales, por simple especulación humana.
Que el fuego no queme nuestra empatía.
«Los demás animales no son hermanos, no son subordinados: son otras naciones, atrapadas con la nuestra en la red de la vida y el tiempo, compañeras de prisión del esplendor y los dolores de la tierra.»
— Henry Beston
@ Universican