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La felicidad del perro

Imagen de un perro con gafas de sol y lacitos bajo una mesa de bar petfriendly, mientras sus humanos disfrutan. A pesar del ambiente apto para perros, el perro parece aburrido, mostrando la desconexión entre expectativas humanas y la verdadera felicidad canina.

Cuando nos preguntan qué es fundamental para un perro, solemos responder «que sea feliz». Y, aunque es algo muy importante, muchas veces asumimos que el perro es feliz sin verificarlo realmente.

La expresión «qué vida más perra» suele referirse a una existencia sin preocupaciones. A pesar de esto, en nuestra rutina diaria, exigimos a los perros que abandonen su naturaleza y se adapten a nuestras propias expectativas humanas.

Esperamos que los perros no ladren, no persigan, no salten, no ensucien ni se ensucien, no usen lugares cómodos (como el sofá o nuestra cama), nos obedezcan sin cuestionar, mejoren nuestra salud, etc.

Deseamos perros felices, pero olvidamos que felicidad y libertad deben ir unidas.

Para dar libertad, tenemos que aprender a hacer ajustes en nuestra vida.

A veces, es necesario vivir una experiencia para comprender lo que implica. Hemos conocido a muchas personas que subestimaron lo que significa convivir con perros. No imaginaban cuántos cambios en sus rutinas, en su forma de pensar, y cuánta constancia eran necesarios para que el perro pudiera ser feliz.

«Cuidar» es mucho más que ofrecer agua, comida, una cama y paseos, especialmente si el objetivo es tener un compañero de vida con el que compartir un vínculo saludable y cómplice.

Un perro que «no molesta» no necesariamente es un perro feliz.

A veces, las familias con las que trabajamos ven ciertos cambios en sus vidas como un sacrificio, pero esto suele ser solo al principio. Pronto se hace evidente que no estaban perdiendo nada, ya que los perros compensan con creces. Nos enseñan lecciones que no sabíamos que necesitábamos aprender, y es un privilegio contar con maestros de otras especies animales.

Los perros son individuos cautivos en un mundo humano, por eso necesitan que les proveamos de salud física, emocional y que cubramos sus necesidades sociales.

Esto significa que, para que un perro sea feliz en convivencia con la especie humana, es necesario mucho esfuerzo, implicación, creatividad, aprendizaje, respeto, empatía y ofrecerle tanta libertad como sea posible.

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