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Protocolos para la adopción responsable

un cómic de 4 viñetas que cuenta la historia de Mimi, una perra que fue abandonada por un criador en la perrera, luego adoptada por una pareja, y luego abandonada nuevamente. Explicando así las necesidades

Quienes conocen al equipo de Universican, saben que nuestra historia con los perros comenzó hace más de 25 años, voluntariando en una perrera.

Esta es la historia real de Mimi, que fue abandonada en una perrera, y de cómo impulsó el uso de protocolos de adopción responsable en el lugar.

En los años 90, los protocolos de adopción responsable no eran comunes. Esto incluye:

1. Rellenar un cuestionario pre-adopción para valorar la compatibilidad con el perro.
2. Conocer al perro en persona antes de adoptarlo.
3. Formalizar la adopción con un contrato.
4. Iniciar la adaptación del perro en su nuevo hogar, asegurándose de que llega con la cartilla sanitaria al día, incluyendo las desparasitaciones.
5. Aceptar que las visitas posteriores (y a veces previas) son esenciales para proteger el bienestar del perro.
6. Realizar el cambio de titularidad del chip del perro.
7. Pagar la tarifa de adopci​ón (cartilla, vacunas, desparasitantes y cuidados). Dinero que será invertido en nuevos rescates.

Mimi fue cedida por un criador que ya no podía explotarla más para obtener beneficios. Durante sus 5 años de vida, Mimi había parido dos veces por año, su edad hizo que perdiese valor para el negocio.

Mimi padecía mastitis, problemas dermatológicos, descalcificación y ansiedad. Pero el equipo de voluntarias ayudó a que Mimi mejorase mucho.

Las personas voluntarias de centros de acogida hacen todo lo posible por los animales: dan su tiempo, dinero y esfuerzo. Saben que no es posible ofrecerles una vida perfecta, pero les dan lo mejor mientras les mantienen a salvo.

Mimi sufrió mucho en la perrera, pero las voluntarias permanecieron a su lado. Querían que su adopción fuera responsable, pero eso no dependía de ellas.

Mimi fue adoptada y abandonada poco después.

Cuando Mimi regresó, el equipo de voluntarias luchó para comenzar a tener protocolos de adopción que prevengan estas situaciones.

Finalmente Mimi fue adoptada por una mujer maravillosa, y vivió felizmente con ella y dos gatos hasta el final de sus días.

Desconfía de quienes «regalan perros» sin seguir protocolos serios y responsables.

Adoptar es un privilegio y no un derecho.

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