La autonomía es la capacidad de tomar decisiones y tener control sobre aspectos de la propia vida, participando activamente en el entorno e interacciones.
La relación perro-humano se caracteriza por un desequilibrio de poder, donde la parte humana ostenta la posición dominante.
La sociedad humana suele considerar a los perros como posesiones legales, asumiendo roles que varían desde el paternalismo hasta actitudes exigentes. Frecuentemente, se pasan por alto las necesidades y deseos del perro, recurriendo a métodos coercitivos como el castigo o el chantaje. No es común considerarles como a individuos, pero sí es común ignorar sus habilidades cognitivas y sociales.
La autonomía es esencial para que los perros se sientan seguros y confiados, ya que les permite predecir y decidir sobre ciertos aspectos de su vida diaria. Cuando un perro tiene la oportunidad de tomar decisiones, su nivel de estrés se reduce, su bienestar mejora y su relación con el entorno y sus tutores se fortalece. Un perro que puede ejercer cierto control sobre su vida tiende a mostrar menos signos de ansiedad y más comportamientos de exploración y relajación.
La falta de autonomía puede generar frustración, ansiedad e incluso a problemas de comportamiento, ya que el perro no siente que tiene control sobre lo que sucede a su alrededor. Además, la autonomía contribuye a la resiliencia, ya que un perro que toma decisiones en su vida cotidiana aprende a lidiar mejor con situaciones cambiantes y potencialmente estresantes.
¿Cómo aportar autonomía a la vida del perro?
1. Poder de elección: Ruta de paseo, comida, juegos, interacciones sociales…
2. Aseo: que pueda elegir si necesita una pausa.
3. Control sobre el entorno: Libertad de movimiento, dentro y fuera de casa.
4. Educación amable, basada en la cooperación y no la imposición.
¿Cómo valorar si el perro tiene autonomía? Observa su lenguaje corporal, si explora, si parece confiado, si puede «decir no» sin consecuencias negativas, etc.
¿Significa esto permitir todo al perro y que no existan límites? Obviamente no. Siempre debemos priorizar su seguridad y la de otros. La autonomía no es libertinaje.
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